Blog de Arquitectura y Costrucción, por Ismael López

jueves, 17 de febrero de 2011

Santa María del Fiore (II): Cúpula

La construcción de la cúpula conllevaba dos grandes problemas: se debía construir sin usar cimbra por requerirse una cantidad de madera descomunal; y había que encontrar la solución para que los empujes horizontales no superaran la capacidad del cimborrio, que ya estaba construido y era muy esbelto.

Filippo Brunelleschi encontró la solución para ambos problemas:
1º combinó arcos verticales al estilo gótico con otros horizontales, formando un entramado espacial enorme, y
2º encontró la solución durante su estancia en Roma, estudiando el Panteón de Agripa y demás cúpulas romanas construidas antes de la caída del Imperio Romano.

Durante 1410 y 1413, se levantó un tambor sobre la abertura que se había dejado años anteriores de forma octogonal, quedando así una altura desde el suelo hasta la altura del arranque de la cúpula de 54 metros, estando al mando del proyecto por Juan Lapo Ghini.

La Opera convocó un concurso en 1418 para la presentación de los proyectos para la construcción de la cúpula, los dos únicos proyectos fueron los de Lorenzo Ghiberti, y el de Filippo Brunelleschi, ya que nadie le encontraba una solución razonable. Hay una historia entre ambos; para la elaboración de las “Puertas del Paraíso” del Baptisterio se presentaron Ghiberti y Brunelleschi, Ghiberti era muy conocido entonces por sus obras de orfebrería, frente a Brunelleschi, desconocido entonces, que se vio humillado y abandonó Florencia por la adjudicación de la obra a Ghiberti (en este período partió a Roma  a estudiar las cúpulas antiguas). Pues bien, volviendo a la cúpula. el concurso lo ganó Brunelleschi, pero la Opera puso como condición que los directores de la ejecución fueran Brunelleschi y Ghiberti. Para cobrarse su venganza por lo ocurrido tiempo atrás, Brunelleschi le dejó a cargo la ejecución de las obras a Ghiberti fingiendo una enfermedad, pero su compañero fue incapaz de materializar lo plasmado en el proyecto, y Brunelleschi lo hizo público para dejar en ridículo a Ghiberti, y se vio obligado a abandonar la obra.

La cúpula posee dos láminas y un espacio de unos 120 cm entre ambas que alberga las escaleras, quedando realmente dos cúpulas, una exterior y otra interior. La interior está construida en 5 partes desde las esquinas, y su espesor en su base es mayor (unos 215cm) que en la parte del óculo de coronación (aproximadamente 150 cm). La exterior esta construida para preservar de las inclemencias meteorológicas la interior, y para darle un aspecto majestuoso y regio. Como la lámina interior, la exterior tenía un espesor mayor en su base que en la zona de coronación, pero mucho más fina, de 75 cm y 40 cm respectivamente.

El sistema de armado posee 24 nervios de mármol, 8 en las esquinas y 16 en los lados. Los nervios de esquinas tienen un espesor de unos 4’25 metros en la cara exterior, y entre cada nervio de esquina existe 2 nervios por lado de 2’40 metros de espesor. Todos los nervios están rodeados por 6 cercos de bloques de piedra, unidos por llaves de hierro recubiertas de estaño.

Cada 7 metros de altura existen unos elementos en forma de bóveda de cañón, desde un nervio de esquina hasta el contiguo. Y debajo se colocan durmientes de madera y cadenas de hierro para atar todos los nervios. Todo este sistema se completa con un sistema de barras de hierro que unen y solidarizan todo el conjunto estructural.

Lo más fascinante es que Brunelleschi introdujo en la cúpula el aparejo de “espina de pez”, que no se había vuelto a ver desde la caída del Imperio. Este aparejo se basaba en la colocación de los ladrillos en ángulos, colocación y fricción. Antiguamente se usaba para decorar, no tenía misión estructural. Se colocan los ladrillos en diagonal, uno corto entre dos más largos, y lo que hace es repartir el peso horizontalmente para evitar que la cúpula se derrumbe. Y para evitar el efecto contrario, que los ladrillos se saliesen hacia fuera, se dispuso los nervios que abrazaban la cúpula de forma horizontal, actuando como contrafuertes invisibles.

Como punto final, Brunelleschi tuvo que idear dos máquinas de las que se serviría para elevar y manipular con cuidado los materiales a tal altura. La cabría reversible era un mecanismo de ruedas dentadas que servía para subir y bajar la carga, las ruedas eran giradas por animales. Lo que la hace especial es una polea que tenía, la cual cambia automáticamente el sentido de la marcha de adelante a atrás, y de arriba abajo, entonces no hacía falta darles la vuelta a los animales que giraban las ruedas, ahorrando así muchas horas a lo largo de una jornada. Y el “Castèllo” era una grúa de base circular que se usaba para desplazar el peso horizontalmente mediante una viga de madera con poleas, y contrapeso colocado en su parte posterior.

En conclusión, Brunelleschi estudió la arquitectura del pasado, recopiló ideas durante su estancia en Roma, estudió en profundidad el por qué se usaban esos sistemas estructurales. El Renacimiento comenzaba dejando como gran símbolo Santa María del Fiore.

jueves, 10 de febrero de 2011

Santa María del Fiore (I)

El Duomo de Florencia, la 5ª catedral más grande del mundo, y gran símbolo del Renacimiento italiano: Santa María del Fiore; en castellano, Santa María de la Flor, recibe su nombre por el símbolo de Florencia el Giglio, el lirio.

La necesidad de Florencia por ensombrecer a sus vecinas Siena y Pisa, y el aprovechamiento del terreno ocupado por la iglesia de Santa Reparata, por entonces estaba en ruinas, promovió la construcción de la catedral más grande de Europa de la época. Como consecuencia de esto, Florencia se erigió como capital de la región Toscana por allá en el siglo XIII.

Una de las características de esta basílica es que tiene el Baptisterio y el Campanario independientes de la iglesia, en su entorno pero no unidos.

La iglesia se empezó a construir en 1296 bajo el mando de Arnolfo di Cambio, el primer arquitecto de una larga lista, pues requirió 173 años en finalizar la construcción (desde la primera piedra hasta el cimborrio de la linterna de la cúpula), sufrió interrupciones por diversos motivos, sin duda el mayor contratiempo fue la epidemia de la Peste Negra. Además, la complicación para materializar la cúpula fue otro gran contratiempo que sufrió la basílica, pues ningún arquitecto se atrevía a presentar un proyecto viable. Finalmente la cúpula fue materializada bajo el control de Filippo Brunelleschi.

Se usó para las paredes de la basílica la roca que abundaba por entonces en Italia: el mármol; se usó el mármol de Siena (de color rojizo), de Carraro (de color blanco), y de Prato (de color verde). Se disponen bandas horizontales, alternando los distintos mármoles, quedando en armonía con el Baptisterio y el Campanario.