Blog de Arquitectura y Costrucción, por Ismael López

jueves, 10 de febrero de 2011

Santa María del Fiore (I)

El Duomo de Florencia, la 5ª catedral más grande del mundo, y gran símbolo del Renacimiento italiano: Santa María del Fiore; en castellano, Santa María de la Flor, recibe su nombre por el símbolo de Florencia el Giglio, el lirio.

La necesidad de Florencia por ensombrecer a sus vecinas Siena y Pisa, y el aprovechamiento del terreno ocupado por la iglesia de Santa Reparata, por entonces estaba en ruinas, promovió la construcción de la catedral más grande de Europa de la época. Como consecuencia de esto, Florencia se erigió como capital de la región Toscana por allá en el siglo XIII.

Una de las características de esta basílica es que tiene el Baptisterio y el Campanario independientes de la iglesia, en su entorno pero no unidos.

La iglesia se empezó a construir en 1296 bajo el mando de Arnolfo di Cambio, el primer arquitecto de una larga lista, pues requirió 173 años en finalizar la construcción (desde la primera piedra hasta el cimborrio de la linterna de la cúpula), sufrió interrupciones por diversos motivos, sin duda el mayor contratiempo fue la epidemia de la Peste Negra. Además, la complicación para materializar la cúpula fue otro gran contratiempo que sufrió la basílica, pues ningún arquitecto se atrevía a presentar un proyecto viable. Finalmente la cúpula fue materializada bajo el control de Filippo Brunelleschi.

Se usó para las paredes de la basílica la roca que abundaba por entonces en Italia: el mármol; se usó el mármol de Siena (de color rojizo), de Carraro (de color blanco), y de Prato (de color verde). Se disponen bandas horizontales, alternando los distintos mármoles, quedando en armonía con el Baptisterio y el Campanario.

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