Hace unos días leí una noticia
sobre la ejecución de una vivienda de lujo en 10 horas en la comunidad de Madrid
con piezas prefabricadas, lo que me hizo pensar lo poco usual que es en España,
mientras que en el norte de Europa es la forma de edificar.
La industrialización en nuestro
sector surgió como necesidad edificatoria de las sociedades a partir de 1945,
cuando finaliza la Segunda Guerra Mundial. Es una forma rápida de devolverle a
muchísimas familias un hogar, y de levantar nuevamente ciudades devastadas.
Las ventajas más destacadas de
esta forma de edificar pueden ser la independencia de los agentes atmosféricos ya
que las piezas son realizadas en taller y se colocan en obra directamente, lo
que conlleva también la disminución de los plazos de construcción; la poca
necesidad de personal y una fácil especialización de la mano de obra. Otra
ventaja sería la disminución de los costos de producción por el alto nivel de
industrialización, a la vez que aumenta la calidad en relación a los sistemas
tradicionales de construcción. La fabricación simultánea de piezas sin
necesidad de esperas es otra ventaja sin duda. Y, por ejemplo, en piezas
prefabricadas de hormigón armado, permite una distancia entre juntas bastante
mayor, ya que estas piezas cuando llegan a la obra ya han sufrido los procesos
de retracción.
Pero no todo es bueno, este tipo
de construcción tiene inconvenientes, como son las escasas fábricas que existen
en nuestro país por las fuertes inversiones que se han de hacer en su comienzo.
La falta de formación de los proyectistas españoles es otro de los
inconvenientes más importantes que se puede resaltar, ya que se necesita una
buena coordinación entre los fabricantes y los proyectistas por la rigidez del
proyecto, ya que existen tolerancias casi nulas en comparación con el sistema
tradicional de construcción. Edificar de esta manera hace que necesitemos
medios de transportes y elevación especiales, sobre todo con las piezas
prefabricadas de hormigón armado por su peso propio y dimensiones. Y por
último, y a lo mejor la más importante, es la sustitución de la mano de obra
por la inversión industrial, cosa que puede repercutir negativamente, por
ejemplo en países como España en el que la tasa de desempleo es alto.
Es posible que en España no se
haya ni avanzado ni desarrollado más este tipo de sistemas porque se considere
lo prefabricado como feo, uniforme o monótono, etc... cuando la estética no está reñida con la industrialización. También es un freno que se
considere que un proyecto arquitectónico con piezas prefabricadas es de peor
calidad que el realizado con tecnologías tradicionales, siendo totalmente lo opuesto por la cantidad de normativas que regulan los procesos de fabricación.
¿Es posible que este sistema se
vaya implantando poco a poco en España?, ¿están los profesionales españoles
preparados?